jueves, 20 de julio de 2023

70000 estrellas fugaces

 




—¡Fíjate cuántas visitas! — Don Gadget se agarró las solapas de su diminuto traje frac con una gran sonrisa de satisfacción dibujada en su rostro. Tras unos instantes, en los que trató de generar la máxima expectación posible, alzó su bastón hacia la pantalla del ordenador. 

—¡Desde que las llamamos estrellas fugaces que no había acontecido semejante lluvia de cometas! — Dicho eso a voz en grito, el grillo tecleó mientras bailaba claqué una serie de comandos para rastrear estadísticas en el blog.

Una vez hubo terminado, se giró hacia la figura del huraño escritor que lo escrutaba tras una nube de humo.

—¡Cachis con tu efusividad! Eres un hueso duro de roer...

Harto de la desgana del autor de Un universo en palabras, Don Gadget se acercó a sus dedos. Estos yacían ya en el teclado, tratando de escribir algo sin demasiado empeño. El fuerte pisotón del grillo con uno de sus impolutos zapatos, recién embadurnados de betún, llamó al fin de manera satisfactoria la atención del escritor.

—¡Escucha, a ver si así lo entiendes, cabeza de chorlito! Cada visita representa el tiempo con el que un lector deposita su alma en nuestras manos. ¡Navegan! ¡Navegan por el universo que tras tantos años hemos conformado!

 

Unos momentos de tensión siguieron a aquel último discurso. Tras ellos, el autor sonrió.

Largo tiempo había pasado, era cierto.

Muchas aventuras junto a su socio Don Gadget.

Quizá el grillo tenía razón. Tal vez era momento de celebrar.

Así pues, extendiendo la punta de su índice, la chocó con el puño extendido de Don Gadget, para ponerse ipso facto a escribir unas breves líneas.

 

Sería un texto de profundo agradecimiento.


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