lunes, 19 de octubre de 2020

Reseña de 'El Símil: Día del lector' (Óscar Millán Vivancos)

 



NOTA DEL AUTOR



Los principios de aquello que realmente vale la pena suelen ser duros.

Focalizando en la práctica de la escritura, no se muy bien si generalizar es pertinente. Tras una década al pie del teclado, encañonando mis escritos y novelas en múltiples direcciones, hay algo que me queda claro.

Se trata de algo común a la blogosfera y a la publicación de una obra. Incluso al tímido papel escrito a mano que se entrega a su destinatario.

Hablo de la magia que se genera cuando un lector lee con tanto mimo que sientes que todo el proceso ha merecido la pena.

 

Así me ha dejado Óscar tras la lectura de su reseña.

Sufrir en vida puede hacerte sangrar literatura. Pero tranquilos, hay veces que alguien acude para secar muchas de las lágrimas.





RESEÑA DE EL SÍMIL: DÍA DEL LECTOR


por Óscar Millán Vivancos




"El símil" de Víctor Fernández García es una obra compuesta tanto por una novela de fantasía (o varias...) como por una serie de ensayos (presentados en negativo: letra blanca sobre fondo negro) que se van combinando habilidosamente después de cada capítulo, a modo de símil complementario. Aporta en ellos valiosísima información en el terreno de la psicología psiquiátrica.

Cabe mencionar, por otra parte que, como suele ocurrir en sus libros, su texto va combinado con un diseño, maquetación e ilustraciones de su compañera, Vlad Strange, que hacen más amena aún su lectura, alto diseño, como los poemarios comerciales que tanto éxito están teniendo entre las más jóvenes.
Como en la canción aquella de Sabina del pirata cojo, parece que Víctor, echando mano del cine actual, se ha decidido a vivir muchas vidas, o generosamente, proporcionar ese placer a sus personajes. Así, de un capítulo a otro cambia la ambientación, pero el hilo argumental profundo y los personajes los conocemos.

Acudió a mi conciencia hace un par de  días el término "narrativa experimental", recordé las extrañas e impresionantes novelas de J. M. Guelbenzu que devoraba en mi adolescencia, aunque lejos de lo rebuscado y el rococó vanguardista, no hay surrealismo aquí, sino lectura muy accesible, que recuerda, aparte del cine, al mundo de los cómics y hasta de los videojuegos. 
En eso se percibe la generación aproximada del autor, milenial y hasta casi generación Z. 
Ahora bien, se adivina su culto a la escritura, y su afán de comunicar. 
Víctor F. G. es como un libro abierto dentro de otro libro abierto. Ese es mi símil.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

No hay comentarios:

Publicar un comentario