lunes, 22 de agosto de 2016

Experiencia bipolar sin alcohol: Parte XII



Esta serie pertenece a la obra 'La taberna: Una libreta para el recuerdo'

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3 comentarios:

  1. Las emociones son primarias e ineludibles, y su intensidad puede variar según muchos factores.
    Así que esta montaña rusa de sensaciones y emociones de la que nos habla la entrada es siempre vertiginosa, emocionante y adictiva, hasta cierto punto.
    Adictiva porque como raza necesitamos sentir, en ocasiones más de la cuenta, o es nuestra idea. Nos vemos envueltos en sucesos concretos, recientes o no, que nos reclaman nuestra atención. Y nos dejamos llevar por la intensidad que tienen o que creemos que merecen. Ya en condiciones normales es harto complicado saber lidiar correctamente con este tipo de sensaciones y experiencias. Siendo así, la ingesta de alcohol, o cualquier otro tipo de sustancia inadecuada, no hace sino exacerbar esta intensidad para bien o para mal. Pero aunque más poderosa, la sensación puede ser más dañina. Es como mirar el reflejo distorsionado de un espejo. Uno que nos devuelve una imagen alejada de la realidad, maleable y peligrosa.

    Lógicamente, su ausencia proporciona un sentimiento más ajustado, un viaje más seguro y más valorado. Y en ese momento es cuando uno descubre realmente lo que más nos conviene y cómo actuamos. Pero sobre todo nos permite tener el control.
    Y reitero que la palabra es control. El suficiente para guiarnos con armonía, para reconocer los problemas y las alegrías en su justa medida, darles el valor correspondiente a esta vida que vivimos y que no son más que un borrón en la historia de la existencia. Y así podremos llevarnos con mejor soltura y naturalidad, reconociendo con naturalidad las experiencias que pasamos. Disfrutándolas y sufriéndolas en su momento justo y exacto, pero bajo el prisma adecuado que nos permita conocer exactamente dónde nos encontramos realmente y qué hacemos.

    Control, en definitiva, de nuestra vida.

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  2. En este artículo, en un inteligente vadeo, damos un paseo de la mano del autor por el complejo mundo de las emociones vs situaciones y su " control ". El término autocontrol tiene muchos matices siendo quizás " férreo " el que denota mayor firmeza pero que posiblemente desencadene una incontenible e inexorable emoción. Efectivamente, una situación del nivel cascada como nos indica conllevará ineludiblemente la aparición de una o varias respuestas emocionales, ya sean de naturaleza lúdica, laxa e incluso tanatológica. El mero hecho de estar pensando sobre esto denota una correcta posición intelectual para abordar el estudio de su complejidad. Como indica el comentario anterior es un paso importante para intentar en la mejor medida posible el control sobre nuestras vivencias o, lo que es lo mismo, sobre nuestra vida. Muy interesante. Saludos

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  3. La montaña rusa puede ser la ostia en un principio, pero el gran error es quedarse anclado en ella, tal como dices, ya que lo que experimentas en realidad, por culpa del alcohol, no es real. Y el hecho de solo vivir esos momentos como si fueran lo mejor a la larga sales muy perjudicado.
    Con el autocontrol bajas de esa montaña rusa y abres los ojos a la realidad, un realidad que puedes vivir intensamente sin preocuparte de los grandes altibajos que tiñen una montaña rusa.
    Sigue así.

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