RESEÑA DE 'LA CABAÑA'
por Tes Nehuén
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NOTA DEL AUTOR
Desde el mismo comienzo de esta reseña ya se respira algo especial, se tiene un pálpito de que no va a defraudar en su inmersión en la que es mi obra más compleja. Al menos en mi opinión.
En esta ocasión no me extenderé demasiado. Tan solo destacar que la lectura de esta reseña me resultó absolutamente fascinante, que la recomiendo encarecidamente, y que mando un cálido agradecimiento a Tes por ella.
Espero que disfrutéis tanto como yo, navegando por lo que esta lectora y redactora considera los pros y los contras de 'La cabaña', en su inicial búsqueda de información relativa al trastorno bipolar.
RESEÑA
Aprender a escribir
sobre el dolor parece el reto fundamental de todo inicio literario.
Porque la escritura es necesidad que crece en lo más hondo hasta que
va adquiriendo formas, incluso puede ser durante años una única vía
de escape que permite indagar en nuestro interior para entender por
qué somos como somos y explicar los hechos más insólitos de
nuestra existencia. Y es la escritura el recurso al que se aferra el
protagonista de “La cabaña” de Víctor Fernández García y
sobre cuyas ideas se va construyendo la trama de esta novela. Un
libro que intenta explicar los altibajos que vive una persona que
padece de trastorno bipolar.
Bipolaridad y
literatura
Llegué a este libro
con el deseo de conocer en más detalle las transformaciones que vive
la psique de alguien que padece bipolaridad. La negación del dolor
ajeno generalmente reside en la incomprensión, de ahí que me haya
interesado esta lectura, puesto que visibilizar el drama que padece
una persona con bipolaridad puede servir para mejorar el trato que
como sociedad les brindamos. Entender para cambiar. Y, sin duda,
conocer un trastorno desde la palabra de quien lo experimenta, me
parece la mejor forma de acercarse a la verdad que pueda haber en él.
A simple vista, lo
que vemos desde fuera es una consecución de ataques de histeria,
ansiedad y depresión que se van escalando y que provocan un
comportamiento extraño en el enfermo. Sin embargo, si intentamos ir
un poco más allá de lo evidente nos encontramos con que el
entramado es muchísimo más complejo y presenta miles de matices que
se nos escapan. Y a esos matices apunta Víctor, al traernos un
personaje que vive en carne propia esos altibajos y es capaz de
explicarlos y de anteponerse a las situaciones a las que la
enfermedad lo va llevando.
“La cabaña” nos
ofrece así un viaje a través de los diversos estados que provoca
esta enfermedad y el tipo de reacciones que tienen quienes la
padecen. Sin duda puede ser un interesante ejemplo de cómo la
literatura puede servir para poner en palabras los laberínticos
caminos de nuestra mente.
El protagonista de
“La cabaña” se propone crear un árbol que plasme los detalles
de su historia, que considera ligada a la historia de toda la
humanidad, para comprenderla y predecir lo que pudiese pasar en el
futuro. Algo así como un adelantarse a los propios impulsos de la
mente, llegar hasta la raíz de las cosas y torcer el destino. Pero
la aparición del monstruo, una fuerza interior que ha habitado en
sus pesadillas infantiles y que le acompaña desde entonces, le
impide alcanzar sus metas. Porque cuanto más se acerca a su verdad,
más gigantesca es la sombra, hasta que se vuelve una inmensa mole
difícil de esquivar. Esto consigue frenar la exploración del pasado
y quita mérito e importancia al presente. La forma en la que Víctor
ha conseguido plasmar esa sensación de ahogo y esa dicotomía entre
volverse pequeñísimo y a la vez inmenso, tan propia del trastorno
bipolar, me parece muy interesante.
Sobre caos y
estructura
“La cabaña” se
construye de una forma particular; la lectura da cuenta de lo que
sucede en la cabeza de una persona con un desorden de identidad y
estado anímico, lo que lo lleva a pasar de la tranquilidad a la
euforia y de allí a la tristeza más profunda. Para plasmar estas
sensaciones, Víctor construye una trama en la que hay pequeños
encuentros que tienen lugar en el interior de una cabaña entre
varios personajes, que son en realidad uno mismo (y sus muchas
personalidades y experiencias posibles) y que se alimenta de diversos
textos. Dichos escritos tienen un estilo bien distinto a la narración
eje, y nos ofrecen una mirada al interior de la mente del
protagonista que nos explica poco a poco la transformación que
experimenta. Historias, palabras y emociones que nos permiten
entender por qué se siente como se siente.
La lectura de “La
cabaña” es sencilla y nos va llevando de forma fluida desde el
interior de la mente del narrador hacia su pasado, hacia sus
reflexiones más íntimas. Así llegamos a empatizar con él y
entender sus miserias y su desesperación. Cabe resaltar que la forma
en la que el autor consigue plasmar los diversos estados de la
enfermedad resulta clara y muy interesante, en lo personal, me ha
servido para entender mucho mejor el entramado retorcido que se gesta
en una mente cautiva en la bipolaridad.
Hubo dos cosas que
no me convencieron del todo. Lo primero es que por momentos me ha
resultado reiterativo, como si el narrador quisiera explicarlo todo
sin dejarnos sacar nuestras propias conclusiones sobre lo que ocurre
y por qué. Lo segundo es que muestra una visión algo romántica del
trastorno, como si fuese una exigencia buscarle el lado bello al
asunto para poder hablar o escribir sobre él. Esto es algo muy
propio de la literatura a la hora de tratar dolencias de este tipo,
pero que no comparto del todo. Pienso que sobre ciertas situaciones
no se puede tener un discurso estético o bello. De todas formas,
creo que es un libro que merece la pena.
Racionalizar el
futuro
Racionalizar lo que
ocurre para adelantarse a las situaciones: esta es una de las
principales obsesiones que trae aparejado el trastorno bipolar. De
alguna forma, existe la idea de que todo puede ser explicado a través
de un minucioso uso de la razón, y ese es el objetivo que se propone
el protagonista.
Quiere explicarlo
todo, racionalizarlo todo para plasmarlo en el árbol, pero como se
trata de un imposible pasa por diversos estados en los que por
momentos siente que puede conseguirlo y vive instantes de éxtasis
impresionantes en los que siente que puede tocar el cielo-mundo con
las manos, y en ocasiones se siente desolado, cuando entiende que es
imposible y que hay miles de cabos sueltos que no pueden atravesarse
ni explicarse de forma matemática. Así va pasando de la euforia a
la depresión, con todo lo que ello supone. La forma en la que Víctor
ha conseguido plasmar las sensaciones de cada uno de estos estados y
la necesidad de racionalizar los acontecimientos es genial. Sin duda,
uno de los aspectos fuertes de este libro.
“La cabaña” nos
invita a acompañar a un individuo a través de un laberinto en el
que va a encontrarse con todo lo que le representa y donde tendrá
que asumir sensaciones y experiencias que no le resultarán
agradables. Al aceptar, sabemos que nada volverá a ser como antes;
porque al intentar entender cómo funciona la psique de los otros
asumimos la responsabilidad de mirar el mundo con nuevos ojos cada
mañana. Es ésta una lectura muy recomendable para aquellos que
deseen conocer más a fondo lo que provoca la bipolaridad y
adentrarse en los entresijos del alma humana. ¡No se lo pierdan!
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