No resulta complicado encontrar en nuestros días libros juveniles de fantasía.
Desde sagas archiconocidas a pequeñas aventuras, desde bestsellers apabullantes a pequeños grandes mundos.
¿Qué marca la diferencia en este género tan manido?
Aquí, cada uno, podrá decir la suya.
En mi caso no dudaría en señalar, lejos de los personajes o la imaginaria global, a la misma alma de la historia.
Cuando hace meses aterrizó esta novela en mis manos, básicamente leí su sinopsis y traté de dejar la lectura a épocas más benignas para mi mente que la que me ocupaba.
No me arrepiento en absoluto de ello.
Devorado en un solo día, este libro va a perdurar en mi memoria. Pero, lo más importante, va a morar en mi interior por la caricia que ha logrado brindarle.
‘Interzone: Tenshi kids vs the dark’ presenta una historia que claramente me queda marcada en tres fases. Tres grandes bloques que no voy a destripar por el bien del lector ávido de hacerse con esta obra. Baste decir, en todo caso, que de un suspense agónico pasaremos a deleitarnos de preciosos sentimientos y, de ahí, a un tramo final que nos mantendrá pegados a las páginas fruto de una tensión magistralmente conducida.
Quiero hablar un poco de esos sentimientos tan bonitos con los que me he topado. Sin duda alguna los calificaría como motor de la obra. Como el pálpito que todo arte literario requiere para acompasar su transcurrir.
Vlad Strange puede presumir de haber creado a unos personajes con mucho fondo. No es tarea sencilla dotar de personalidad y emociones cuando el escenario a recrear se antoja tan amplio y ambicioso como al que apunta en todo momento la autora.
Por eso el ritmo paulatino y mecido con el que esta obra peina los momentos más cálidos y delicados me ha parecido sublime.
Sin caer en el romance estereotipado que, en los tiempos que corren, parece garantizar éxito inmediato, se opta por usar recursos llenos de fantasía que no harán más que hacernos desear saber, siempre, un poquito más.
Eso es algo que puedo extender a la totalidad de la obra.
Párrafo a párrafo, capítulo a capítulo, la inercia de la trama no nos dejará huérfanos ni por un segundo. Más bien al contrario, pues más de un breve descanso he tomado para saborear el recuerdo de las escenas descritas con tanta maestría. Para paladear ese punto de incertidumbre y emocionante intriga.
Cada uno tiene sus creencias.
Cuanto menos, sus deseos e ideales.
Si movemos nuestra vista un poco alrededor, es fácil darse cuenta de que el mundo va de mal en peor. No se si se trata del Fin del Tiempo porque, básicamente, mis armas no pasan del campo onírico y un puñado de habilidades que no pueden demostrar ni siquiera su propia existencia.
Pero he experimentado, durante un día estupendo, como alguien como Vlad Strange concibe un punto de vista tan esperanzador como preocupante. Tan cercano como imposible.
Muchos lectores acuden a obras de fantasía con una venda en los ojos y el corazón abierto.
Me alegro enormemente de haberme cruzado con esta lectura por el camino, pues así lo he hecho yo con Interzone.
La caricia de su recuerdo, como he dicho antes, es algo que ya siempre me arrancará una sonrisa.
Enlace de compra de Interzone: Tenshi kids vs the dark