La chica no solo le
echaba desparpajo. También encanto.
Se llamaba Olivia.
No había
transcurrido mucho tiempo desde que se habían instalado cara a cara
en una mesa esquinera de la taberna. Sin embargo el contraste que
dibujaba el cruzarse de sus miradas con la grácil danza que estaba
resultando su conversación parecía indicar lo contrario.
Joel tragaba saliva
en esos momentos en los que, pese a que las palabras nacían
fácilmente, los ojos de Olivia le sostenían la mirada como pocas
veces había acontecido con nadie.
Era como mantener
una segunda conversación en un lugar a medio camino entre la ya de
por sí indefinida ubicación de la taberna y la notable capa de
profundidad que suponía el contenido de su libreta.
Ahí, justo en ese
lugar a medio camino, donde la mentira es imposible aunque la verdad
aún se guarda con celo, era donde Joel parecía leer en el atractivo
marrón de las pupilas de Olivia que ésta era víctima de unas
serpenteantes dudas que se estaban agarrando dolorosamente a su
corazón.
Tanto la tapa de la
tetera de Joel como la taza de café de Olivia se vieron sacudidas
virulentamente cuando uno de los clientes de la taberna en esa
festiva noche de Halloween se precipitó sobre la mesa donde se
encontraban, al parecer tras un bromista forcejeo con un compañero.
– ¡Chicngos!
Tlomaos algo sahora mishmo, ¡Algo ffuerte! – La borrachera del
sujeto comenzaba a ser de espanto. Joel lo enderezó mientras una
sonrisa que trataba de ser perenne trataba de disimular el que su
mirada no supiese si posarse en la puerta de entrada o el rostro de
Olivia, revoloteando también por el comedor donde la fiesta parecía
venirse arriba y la barra tras la cual el camarero parecía tranquilo
e incluso satisfecho.
Estaba inquieto.
– ¿Quieres que
vayamos a tomar el aire? – Olivia le había leído la mente. Sus
palabras le llegaron como el soplo de aire fresco que, tras asentir y
levantarse de la mesa, acarició con una gélida brisa sus rostros
cuando hubieron salido a la oscura callejuela.
De repente no
hablaban.
Pero no había
tensión alguna entre ellos.
Cada uno apoyado en
sendas posiciones en la entrada del local, contemplaban el movimiento
de pies del otro, espasmódico por parte de Joel y más relajado en
Olivia, mientras lanzaban miradas furtivas a una oscuridad creciente
en la que la niebla no parecía disiparse.
Sin querer
advertirla para no asustarla, Joel sintió como su espalda se erguía
tensándose al contemplar como un par de luces amarillas le miraban
fijamente, en algún punto cercano entre la espesa niebla.
Si algo recordaba,
si de algo estaba seguro, es de que el reinado del monstruo, justo un
año atrás, alcanzaba una despiadada mayoría absoluta que le
legitimizaba para llevar a cabo la tarea con la que más disfrutaba
esa identidad: La autodestrucción que se lo lleva todo por delante.
Por eso la visión
de esa encendida mirada clavada en él le lanzó a una serie de
pensamientos que súbitamente tuvo la imperiosa necesidad de
trasladar al papel de su libreta.
Ni se enteró de la
tentativa de Olivia por saber qué ocurría, ni se fijó como emitía
un sonido de agradable sorpresa al emerger los dos puntos de la
niebla resultando ser los ojos de un esbelto gato negro en busca de
compañía.
Tan solo se disculpó
y entró a la taberna donde en la barra pidió su libreta al
camarero.
EXTRACTO DE LA
LIBRETA: Fosa común
– Parece mentira
que esté ahí enterrado. – La pequeña Ilusión daba golpecitos
con sus manos en ambos costados de su cintura, sobre los volantes del
vestido.
« Y que se quede ahí… » Pensó Tylerskar, mientras
una nube de humo cubría su rostro, iluminado por la luz del mechero
al encenderse un cigarrillo.
– ¡Muy apropiado
para el Monstruo, sí señor! – La frase fue acompañada de una
carcajada final por parte de Experiencia, que parecía haber llegado
bien satisfecho al cementerio. Prosiguió. – Una excelentísima
fosa común para su excelentísimo desgraciado. ¡Qué tal si vamos a
la taberna, esta noche tengo un barril entero de mi brebaje para
todos vosotros! – Experiencia solía acabar riendo sus frases. Le
quitaba hierro a los asuntos por norma general. Tanto daba si se
encontraban contemplando lo que quedaba de una entidad otrora casi
infernal.
Resolución y
Rectitud habían salido a investigar los alrededores.
Nunca habían sido
demasiado amigos del Monstruo.
Tylerskar,
contemplando la fosa que representaba una extinción, sentía una
agridulce sensación.
– ¿Por qué no
vuelves con ella? – La frase resultaba de por sí sorpresiva,
aunque viniendo de Esperanza, que ladeaba su sombrero para fruncir el
ceño a Tylerskar mientras le proponía aquello, era toda una pista
ante qué hacer de inmediato.
En parte, había
conseguido olvidarme de aquello que causaba un gran dolor en mí. Sin
embargo, la compañía del chico me estaba distrayendo lo suficiente
como para olvidar, de forma parcial, todo lo que había sucedido en
las últimas semanas. Seguía suponiendo que con solo estar allí
debía olvidarme de todo, pero mi mente siempre iba por libre.
Tras echar un último
vistazo a la niebla y ver que Joel no pensaba volver al exterior,
entré de nuevo. Me dirigí a la mesa que anteriormente habíamos
compartido y me senté a la espera de que me acompañara. Lo acababa
de conocer y tampoco quería agobiarle con mi presencia.
Quizá por eso había
vuelto a entrar.
No tardó mucho en
volverme a acompañar.
— ¿Necesitas que
te ayude en algo?
Él me respondió
con una negativa y yo no insistí. Al menos, no de momento. Apoyé
los codos sobre la mesa y la barbilla sobre las manos. De nuevo los
recuerdos y los pensamientos parecían querer aparecer sin permiso.
Pero no dejé que avanzaran más allá de la puerta que separaba los
recuerdos felices de los que no valía la pena recordar. No cuando el
tiempo transcurrido desde lo sucedido era mínimo.
Tal vez quien
necesitase ayuda fuera yo.
—Discúlpame,
necesito ir al baño.
Me levanté y, sin
mirar atrás, ni a mi alrededor, fui directa al área de los
servicios. Entré en el de mujeres y me situé frente a uno de los
espejos. Abrí el grifo y dejé que corriera un poco el agua antes de
mojarme la cara con insistencia. Notaba mis mejillas ardiendo, el
esfuerzo que estaba haciendo era considerable, pero los recuerdos
parecían ser más poderosos de lo que pensaba.
«¡Maldito
Víctor!».
Tenía ganas de
gritar, de acabar con todo de una vez. ¿Había algo que realmente me
lo impidiera? Tomé aire varias veces y cuando volví a estar
preparada salí para reencontrarme con Joel.
—Hay cosas que no
se pueden controlar por mucho que así se desee, ¿no es cierto? —Él
ladeó la cabeza tras oír mi comentario—. Menos mal que nunca me
ha gustado beber alcohol, sino ahora mismo necesitaría un trago.
Sí, menos mal que
no solía beber alcohol, porque podría haber recurrido a la bebida y
haber terminado peor de lo que estaba. El dolor es algo que se lleva
bien cuando te acostumbras, pero ¿emborracharte? Al final terminas
esclavizado y era lo último que quería.
Por algún motivo
noté que su cuerpo se tensaba. Entrecerré los ojos y observé a mi
acompañante con curiosidad.
—Por cierto, tengo
una curiosidad. ¿Qué es lo que escribes en esa libreta? ¿Es una
especie de diario?
Sonreí para
restarle importancia al asunto.
—Si no quieres, no
tienes por qué responder, ¿eh?
Pero algo en sus
ojos me indicaba que, como yo, tenía algo que quería sacar de
dentro.
Podéis leer tanto este como los capítulos siguientes en
Uoooo, esta parte me ha gustado mucho y tengo muchas ganas de ver como continua. Creo que estas creando algo muy interesante y a ver como va avanzando. ¿Será capaz Joel de desahogarse con Olivia?.
ResponderEliminarAnimo a los dos
¡Qué bien Silvia, me alegra que te haya gustado tanto!
ResponderEliminarPoco a poco se va deshilachando lo que nos reserva esta historia en cuanto a la coincidencia de Joel y Olivia en la taberna ^^
Gracias por los ánimos, por leer y también comentar :)
Un beso
Wow!!! Esto promete...
ResponderEliminar¡Gracias Victoria!
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy deseando sabes cómo continúa, me tiene intrigada.
ResponderEliminarNecesito saber qué es lo que le tiene que contar Joel a Olivia *-*
¡Espero el siguiente con muchas ganas! :D
¡Besos!
Qué bien que te tenga intrigada y casi mordiéndote las uñas Kiera :D
ResponderEliminarEspero que esa confesión colme tus expectativas, ¡En breve capítulo 3!
¡Un abrazo!