sábado, 12 de noviembre de 2016

Un ritual en la taberna (Capítulo quinto)















El camino.
Con claridad, profundidad y consistencia, con todos sus tramos pasados y esquivos.

Justo cuando se encontraba más protegido por el beso que Olivia le estaba regalando, un monumental cúmulo de información golpeó su mente atiborrando el almacenaje de recuerdos.

Mientras su lengua acariciaba el contorno de los dientes de Olivia, mordisqueando unos labios con dulzura pero también con deseo, Joel optó por saborear hasta sus últimos instantes la maravillosa experiencia que aquella noche de Halloween había tenido a bien entregarle.

Lentamente, el recorrido de sus labios fue picoteando la comisura de los labios de su encantadora compañera, mientras ecos de lo acontecido le hacían regresar a esa boca en la que tan a gusto parecía encontrarse.


Sin embargo, su corazón había recuperado, felizmente, el dueño que tanto ansiaba.

¿Dónde debería estar Stela? 
¿Qué habría estado haciendo desde que aconteció la pérdida de memoria?
Las preguntas comenzaban a amontonarse en la entrada de la conciencia de Joel, que haciendo caso omiso, solo por unos valiosos segundos más, dejaba que llamasen fuertemente a las puertas de su psique mientras él ya se despedía de Olivia.

Al poco, sus labios se separaron, invitando a sus cabezas a alejarse unos escasos centímetros, suficientes para que ella atinase a distinguir el reflejo de lo que estaba ocurriendo en su mirada.

– Ha sido increíble. – Dijo Olivia, un poco boquiabierta y con una sonrisa incrédula despertando en su rostro. – Pero… – Dejo que esa palabra quedase pendiendo del hilo de lo pausado. 
Joel le puso punto y final.
– … Pero algo maravilloso ha ocurrido. – Sentía su mirada brillar con una intensidad que por algún motivo había quedado olvidada. Recuperó la compostura, soltando la cintura de Olivia para agarrar su mano diestra con ambas manos. – ¡He recuperado la memoria!

Olivia dejó escapar una exclamación algo contenida, mientras dejaba que su sonrisa se soltase del todo al tiempo que apartaba su cabello a ambos lados de su cabeza, en un intento por recuperar también su propia compostura.

Fueron juntos a la barra, alejándose del centro de un salón donde la fiesta parecía ya menguar de su punto álgido, retornando algo de la calma y paz que caracterizaban a la taberna.

Olivia, mientras hablaba animadamente con Joel, que la ponía al día de cuanto consideraba representativo en su vida, parecía inquieta ante el hecho de que unas misteriosas ojeras habían aparecido al mismo tiempo que el intenso brillo en la mirada de su acompañante.

En algún punto de la mente de éste, un cementerio asaltado por una niebla que ya se elevaba hasta un metro por encima del suelo, veía como su fosa común había sido excavada.
Desde dentro.


– Has vuelto, maldito seas. – Resolución miraba, desde la altura del promontorio en el que se encontraba el cementerio, el poblado donde se perfilaba la luz de la taberna en la que Tylerskar estaba pasando la noche de Halloween.
Su interlocutor no hablaba, tan solo sonreía, mostrando sus fauces.
– ¿Qué es lo que piensas hacer? – Resolución ponía todo su asco en su tono y su expresión.
– Lo sabrás en Navidad. – Dijo el ser resucitado. La entidad más temida por Tylerskar. La más controvertida para Joel. El Monstruo.








Joel había recuperado su memoria y yo todo lo que había querido olvidar en unos míseros instantes que, tal vez, recordaría a lo largo del tiempo que mi sufrimiento durara fuera de allí.
—Me alegro mucho por ti —dije mientras frotaba con suavidad mis manos y ambos nos acercábamos a la barra.

Durante unos minutos me estuvo poniendo al tanto de lo que, para él, era lo más importante de su vida. Me limité a escuchar y a sonreír de vez en cuando, no quería tener que tomar el relevo y contar mis penurias. No cuando al menos él tenía un motivo para estar contento.
Por suerte, se me pasaría en un par de meses... O más.
—No olvidaré nunca este encuentro. —Aproveché una de las pausas de Joel para soltar aquello. No había tenido que pensarlo mucho para expresarlo en voz alta—. Estaré encantada de volver a verte... Pronto. —Sonreí.
—Seguro que nos veremos muy pronto.

Acerqué mi cuerpo al suyo y coloqué mi mano en su hombro antes de darle un beso en sus mejillas.
—No esperaba encontrarte aquí esta noche, pero ha sido un placer conocerte. —Y aunque sonaba a despedida, porque realmente quería que así fuera, no parecía tener ganas de irme. Pero tenía cosas que hacer—. Cuídate y mantente lejos del alcohol como hasta ahora, es mucho más sano y te hará más feliz.
Como si yo en algún momento hubiera pasado por su situación y supiera de lo que hablaba... Pero quizá por conocer las situaciones de otras personas sabía lo que decía.

Retiré la mano de su hombro y con una última sonrisa me despedí finalmente de él para luego dirigirme hasta la puerta. La noche había sido curiosa y, al menos, en parte había olvidado lo que me afligía. Aunque ahora lo tuviera igual de presente que cuando llegué. Al salir de la taberna, me adentré en la niebla y, aunque lo lógico era pensar que estaba amaneciendo, llegó un momento en el que la oscuridad se hizo presente ante mí.


Me encontré con mi habitación al abrir los ojos. La meditación había sido exquisita, sublime y, en parte, me había ayudado a despejarme. En parte, porque hasta en mi lugar de confort Víctor hizo acto de presencia en alguna ocasión. Aunque fuera solo en pensamiento. Entonces una pregunta acudió a mi mente. «¿Existirá Joel o ha sido producto de mi necesidad del momento?». De existir, hubiera preferido mil veces cruzarme con él antes que con Víctor.

Aunque los errores nos servían para aprender y no volver a cometerlos en un futuro.
Sonreí y me levanté de la cama. Estaba un poco más contenta que cuando inicié aquel viaje a través de mi mente. Busqué el móvil por toda la habitación y cuando lo encontré sobre la mesa que estudiaba, justo encima del cajón donde estaban todas las cartas que le había escrito a Víctor en su momento, me di cuenta de que había estado mucho más tiempo fuera del que pensaba. Ya no era Halloween.

A partir de ese día estaba segura de que afrontaría todo lo que llegara con una sonrisa. Ya era hora de comenzar a olvidar, poco a poco, todo lo que me había causado dolor.



Podéis leer tanto este como el resto de capítulos en 
Ficción Romántica, el blog de R.


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2 comentarios:

  1. Cuando tuve conocimiento de este proyecto todavía estaba muy fresca la lectura de La Taberna. Uno es más de castañada, con su inherente complemento lúdico, que del Halloween importado del mundo anglosajón, pero la paternidad obliga y observar el entusiasmo y la ilusión de mis pequeños me hizo condescendiente.
    Hete aquí un maravilloso proyecto que, al mismo tiempo, entrañaba no pocos riesgos. Dos autores unificando sus plumas para regalarnos un relato que nada más y nada menos acontece en nuestra entrañable y querida taberna. Uno se jacta de conocer al creador de Joel y Tylerskar, y lo primero que debo reseñar es que me he llevado una muy agradable sorpresa al descubrir el innegable talento de la autora R. Crespo que, con una forma de escribir muy distinta, consigue no sólo conectar con el escenario propuesto por el autor sino que lo enriquece y le dota de una segunda melodía. Melodías que vuelan a la par entremezclándose y conformando un todo estructurado y preciosista, donde no falta el romanticismo, la humanidad, el dolor, la alegría y el punto siniestro siempre presente y amenazante. No puedo permitir que un comentario sea más largo que el propio relato así que ciñéndome al mismo sólo os puedo decir que me ha encantado, ! Mucho !
    Hay mucha profundidad en el ambiente y denota una gran riqueza mental de sus autores.
    A los lectores dejo que investiguen las diferentes situaciones vitales que contiene, lo que si puedo decir es que no os dejará indiferentes.
    Enhorabuena a los dos
    Saludos

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  2. Muy buen final, me alegro que los dos consiguieran algo positivo y que se animen a seguir sus caminos, aunque sea en separado. Pero eso nunca se sabe ¿verdad?
    Tengo curiosidad por lo de navidad y el monstruo ._.

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