domingo, 1 de enero de 2017

2017 y el mal pie





Cuando un trastorno bipolar se desestabiliza depende del ingenio de uno qué forma dar a la realidad individual de la que está a cargo.


Si uno está solo en la vida debería poder ser libre de autodestruirse.

El problema es que si eso molesta a las buenas personas, resulta fácilmente medible el dolor que causará a los familiares que le queden, cerca o lejos, o incluso a amigos de los que ni es consciente que uno resulta una persona importante.

La raíz está en que cada individuo es importante.

Cada proceso de aprendizaje es respetable.

Incluso el de un egocéntrico payaso como yo, que busca con estas líneas un colofón que suponga una daga para mi novia o mis padres, una granada para mi hermana y mi cuñado o un virus mortal para el resto de los que me lean y que, si amablemente me comparten, suponga el contagio para cuantas más personas mejor.

Eso es empezar con mal pie el año.

Gastando dinero, derrochando, cuando no tienes.

Solo para sentirte acompañado por personas que sufren tanto o más que tú mismo, que tienen su vida a la cual no te han abierto la puerta, o directamente la cerraste tú de un portazo.

Solo por un día.

Mañana todo será mejor.

Unas horas y dormirás. 
Unos instantes y pesadillas.
Unos minutos y la manía bipolar te despertará como un misil.

Hasta que puedas hablar con alguien digital que te de la mano para llevarte a la conversación con tus padres que te llevará a los bares donde tus amigos te entretendrán hasta que…

John Lennon lo dijo.

Algo así como que caminante no hay camino.

Algo así como que se hace camino al andar.




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