Esta serie pertenece a la obra 'La taberna: Una libreta para el recuerdo'
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Como continuación al anterior artículo en este el autor nos adentra más en la complejidad de varios aspectos emocionales y, por ende, en sentimientos atávicos y primarios. Dos aspectos no convergentes se entrelazan aquí, la aparición paulatina de sentimientos destructivos hacia los logros que uno piensa estar consiguiendo y el concepto tanatológico, espacio desazonador y complejo que a veces nuestra mente fuerza a considerar y analizar con resultados, la mayoria de las veces, no demasiado claros.
ResponderEliminarEfectivamente la ausencia de empatías o proximidad a familiares, pareja, etc... empujaba anteriormente al autor a un proceso autodestructivo salvaje donde conseguir quedarse solo representaba el triunfo que exigían los estados alterados que se entrelazaban continuamente. Incluso en esas épocas luchaba por sobreponerse a ellos e incluir lógica y razones a algo que carecía de ellos. El impresionante cambio que se está gestando con el abandono de la adicción no hace más que dotarle de armas definitivas en la lucha del control emocional, entrando en un panorama donde las relaciones afectivas tienen por fin la importancia que, sin duda, siempre le han merecido.
En el tema de esos sueños terribles y frios siempre he opinado que se trata simplemente de eso, sueños. La capacidad de nuestro subconsciente de hacerlos parecer totalmente reales y, sobre todo, su capacidad de emerger al consciente para tenernos un buen rato paralizados, aterrados, acongojados e incluso acojonad..., hace que cuando uno los padece le quede tal sensación de desasosiego que por nada del mundo desea su repetición. Afortunadamente no se prodigan mucho pero sé que el autor si que ha pasado y pasa por esas experiencias reiteradamente. Conseguir dormir en esas circunstancias y, sobre todo, colocar esas experiencias en su justo lugar onírico es un logro que no dudo va a conseguir, pero no hay que quitarles su importancia, son experiencias muy desagradables.
El hecho de la percepción optimista en las relaciones, el enfoque de la vida, incluso la inevitabilidad de la muerte colocan al autor en una buena posición vital.
"Lo que trato de describir sería algo así como lo opuesto a ella". No entiendo muy bien que nos quiere decir con esa frase, quizás el escenario desolador que emerge en esas pesadillas condiciona su visión de lo que nos espera mas allá, pero a un deseo de bienestar y felicidad para los seres queridos se muestra un panorama desolador para si mismo. No estoy de acuerdo con esa apreciación y quizás debería aclararnos más que nos quiere explicar o dar a entender en esa frase. Meridianamente claro queda en cambio el que " La muerte pertenece al propio ciclo de la vida, siendo una parte inseparable de ella ". Si esta idea tan lógica y razonable es aceptada solo nos queda preguntarnos porque se da una idea tan mala para si mismo.
Las anticipatorias no son buenas en mi humilde opinión, dependen demasiado de nuestra percepción actual de las cosas para desviarse hacia un lado o al otro y si esos lados a veces están muy alejados como el autor nos ha expresado más de una vez pueden hacernos sufrir gratuitamente con algo que ni ha pasado ni tiene por qué pasar.
Celebro la sonrisa, la escritura, la oda a la vida.
Desprecio a " las brujas " o lo que puedan representar.
Saludos
Pd. Aclárame esa frase, por favor.
Buenas. Siempre te vas a encontrar piedras en él camino y está en ti superarlas o retroceder. La mayoría de veces hay ganas de retroceder, más si encima tenemos pesadillas diarias como las tuyas. Es algo, que por desgracia siempre tendrás (ojalá me equivoque).
ResponderEliminarPero estás haciendo un buen trabajo, por qué a pesar de todo sigues adelante y eso es muy importante, y si sigues así la gente no se alejará de ti, así que sigue así ��
En esta entrada podemos ver una de las partes más oscuras y negativas del viaje.
ResponderEliminarPosiblemente producto de todo lo acontecido por Víctor en los últimos tiempos, esas vivencias que vuelven una y otra vez a su memoria y que andan por el subconsciente paseando inadvertidamente, camuflado bajo la aparente normalidad y tranquilidad del día a día, y que le remiten a esas épocas pasadas en que todo era turbio, diferente, desproporcionado y caótico.
Las percepciones que tenemos, en ocasiones equivocadas, nos hacen ver las cosas de cierta manera y pasar por un fino tamiz nuestras sensaciones y opiniones. Incluso nuestro modus vivendi. Siendo así es comprensible en cierto punto que el autor dude de su camino actual, de todo lo luchado y vea como incierto el resto del viaje.
Pero en alguna parte del escrito se habla de la oscuridad, y cuando estamos inmersos en ella es cuando tenemos que resurgir con más seguridad y fuerza.
Si no tienes luz, búscala. Enciéndela.
Y en este caso, Víctor lo consigue. Cimentando como está su nueva vida con sensaciones diferentes, más sanas, productivas, equilibradas, y con la aportación de toda aquella gente que siempre le ha apoyado y que él conoce, es capaz de analizar y rechazar esos sentimientos negativos, esa desazón y esa duda, y volver a un espacio de seguridad, necesario para su correcto progreso y para no recaer. En esa lucha titánica del día a día.
En cuanto a la muerte… La muerte es algo inevitable. No por ello debemos dejar de pensar en ella, temerla o esperarla, pero tampoco por eso debemos dejar que nos guíe el camino o al menos nos perjudique en él, como una especie de maldita meta a la que tenemos que llegar y parar un cronómetro.
El secreto de la vida no es conocer su significado, si no ser capaz de disfrutarla en toda su amplitud. Lo que venga después, ya se verá…