BLACKSAD
Un lugar entre las sombras
por Juan Díaz Canales & Juanjo Guarnido
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RESEÑA
Ni voy a ser quién descubra el género de la novela policíaca, ni mucho menos el descubridor de la obra Blacksad. Ese papel es para algo así como héroes anónimos de hace ya un generoso, quizá demasiado, puñado de años. Un grupo de personas de amplio recorrido cultural y excelente gusto me abrió las puertas a muchos mundos, entre los que se encuentra el que nos ocupa.
Sí que es cierto que, pese a uno no ser descubridor, sí que me veo asaltado tras releer ‘Un lugar entre las sombras’ por una sensación parecida a una fructífera búsqueda de oro en riachuelo revuelto.
Tan asaltado como el felino detective que ve, nada más arrancar las páginas de su primera y genial historia, como algo más le es arrancado.
Sí, esto va de animales.
Desde el orangután músico al perro policía, de la rata de inmundos principios hasta el gélido interior del secuaz reptil. Y no debería detenerme ahí, pero esta joya de apenas 50 páginas lo requiere.
En cambio, puedo ser más generoso en demás halagos. Concretamente, en los dirigidos a guion e ilustración.
Siendo un habitual en visitar la cola que conecta con las musas literarias, no puedo sino sentirme un investigador ante un misterio de tamaño descomunal.
¿Es posible que un par de sujetos, no solo se salten esa cola, sino que posean algo así como pases vip?
Así me gusta pensar en los inspirados, espléndidos y, por qué no, suertudos, autores de esta obra. Porque tanto Juan Díaz Canales como Juanjo Guarnido deben haber disfrutado en la sala de máquinas de Blacksad de las mieles de saberse creadores de algo inmortal e irrepetible, a menos que sus manos tengan a bien seguir tecleando y dibujando.
En este volumen inicial, que da el pistoletazo de salida a una serie de casos cargados de misterio, el buen gusto capitanea un navío a rebosar de mimo, recursos e inspiración a raudales.
Uno quedaría prendado de tal modo en cualquiera de las trabajadas ilustraciones que, de no ser por el trepidante avance de la trama, podría vararse ahí, construyendo un fuerte tan sólido como la sutil contundencia con la que esta historia cala en el lector.
La conclusión está clara.
Quien dé con Blacksad, habrá dado con el oro. Con una mina repleta de él.
Una enorme fortuna que habrá de colorear la mente, la vista y el interior del afortunado lector, pese a que tanto el título como la esencia de ‘Un lugar entre las sombras’ quiera hacernos remar en dirección a la niebla.
Yo, sin duda, escojo linterna, gabardina y revolver.
Y Blacksad.